La degradación de las redes con carácter social
September 30th, 2011
Y digo “con carácter social”, y no “sociales” porque, en mi modesta opinión, no es lo mismo. Cuando el objetivo de una red es el meramente social, es decir, conocer y estar en contacto con personas, deberíamos catalogarla como red social. Pero cuando el objetivo es otro, pero implica también conexión entre persona, creo que es más correcto decir “con carácter social”.
Dicho esto, voy a hablar de Instagram. Instagram es un caso de estudio excelente debido a su corta existencia y el tremendo crecimiento que ha tenido. Para el que no la conozca, Instagram es una aplicación para iPhone en la que puedes aplicar sencillos filtros con un efecto retro analógico, imitando a las cámaras Instamatic, y compartir dichas fotos con otros usuarios. El objetivo inicial de Instagram no es meramente social, si no más bien “artístico”, y por eso precisamente me interesó.
Pero, claro, como, niños y niñas, todos deberíais saber a estas alturas ;-), según el principio de Loayza-Sachsenmeier, “Toda red con carácter social tiende a convertirse en una herramienta cuyo único objetivo es ligar”.
Las consecuencias de éste principio sobre una red pueden ser catastróficas, y peores cuanto más alejado de flirtear sea el objetivo inicial de la misma. Es el caso de Instagram, cuya base de early adopters fue la de aficionados, muy amateurs, a la fotografía. A los profesionales y a los aficionados más expertos supongo que les pareció una tontería subir fotos hechas con iPhone a través de una App, para eso ya tienen sus buenas cámaras y Flickr. Pero para los fotógrafos frustrados, como es mi caso, es una forma cómoda y económica de satisfacer unos deseos artísticos nunca cumplidos. Y funcionó. Instagram ha sido todo un éxito en volumen de usuarios y fotografías, siendo inicialmente la calidad media de las mismas bastante alta.
Pero con su popularización ocurrieron dos cosas:
Primero. Entró una cantidad ingente de usuarios con capacidades artísticas pésimas. Lo cual no es mayor problema, porque en una red hay espacio para todos, y si eres pésimo tu obra va a quedar relegada a un plano no relevante.
Pero, segundo, y más importante. Las consecuencias del principio antes mencionado se tradujeron, primero en una proliferación de perfiles cuyo único objetivo es el lucimiento frívolo (fotos de yo soy el más guapo/a del mundo) y, segundo, la popularización de perfiles y fotografías, no en base a su originalidad y/o calidad artística, si no por a la adulación de otros usuarios con intereses que no son artísticos.
La llegada de toda esta contaminación ha originado una altísima degradación en la calidad media de las fotografías de la red. El ejemplo más claro de lo que expongo es que en los inicios de Instagram la pestaña “populares” era un sitio donde descubrir algunas de las mejores fotografías y perfiles, todo un deleite. Y ahora, salvo excepciones, es un museo de los horrores.
Instagram es un caso de éxito y, desde luego, lo ha sido desde un punto de vista cuantitativo, pero en detrimento de lo cualitativo. Una posible consecuencia de esta degradación es que los usuarios target acaben abandonándola. Desde mi perspectiva esto es un gran problema para Instagram, porque la masa de flirting users es muy voluble, y también, más pronto que tarden, se moverán a la próxima red de moda.
¿Qué será de Instagram si eso ocurre? Es probable que sus fundadores hayan sido lo suficientemente hábiles para haberla vendido previamente, perpetuándose así el absurdo cíclo de las redes de usar y tirar. Pero a mi, personalmente, me gustaría que no todos los proyectos acabaran de la misma forma, que hubiera más proyectos con una vocación más honesta y menos “social”.
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