Google entendió perfectamente que la publicidad en Internet no funcionaba. O al menos no tal y como se había planteado desde la época previa al boom.

¿Para qué iba a perder su tiempo un usuario en acceder a un sitio web donde se les pretendía vender o promocionar algo en lo cual no estaba interesado en ese momento?

Google comenzó entonces a explotar la publicidad no intrusiva. Publicidad que no trata de distraer tu atención con llamativos colores, parpadeos, sonidos, ventanas emergentes y demás molestias, Anuncios que por el contrario se convierten en un recurso adicional a los resultados de tu búsqueda. Y vaya si funcionó la estrategia. Este paso significó el principio de ingentes ingresos, de su crecimiento y finalmente de su aterrizaje en bolsa.

Pero claro, es precisamente cuando una empresa está en bolsa cuando aparecen los instintos más bajos y la voracidad más desmedida. Leo en el telendro que Google comienza a incluir imágenes junto a sus anuncios AdSense, e incluso a eliminar su advertencia de que estos enlaces son anuncios patrocinados y no contenidos propios del sitio web que estamos viendo. Por lo que veo todavía no de forma conjunta (imagen + eliminación de advertencia), pero todo se andará.

Supongo que por ahora estarán sondeando la reacción de los usuarios, el aumento en los ratios de clics, y como no, observando que opiniones suscita el cambio en el mundillo de Internet. Pero con estas acciones observamos la apuesta por anuncios cada vez más intrusivos, e incluso por facilitar el engaño para que un mayor número de incautos hagan sonar la caja registradora de Google Inc. con sus clics.

Mala cosa cuando una empresa entra en la dinámica de sacrificar sus principios elementales, motivo fundamental de su éxito, con el ávaro propósito de obtener más beneficios.

Desde hace un tiempo Google anda haciendo un lento striptease para mostrarnos lo que es en realidad. Veamos cuanto tiempo les queda a los incondicionales defensores de las bondades de Google Inc.